El vino ha influido en la cultura de Europa durante siglos. Alrededor de 1600 aC., los romanos empezaron a extender el vino por toda Europa, convirtiéndose rápidamente en expertos en la clasificación de la variedad de uvas y de los colores, observando las características y creando las técnicas de fertilización. Desde el siglo I dC, el vino se empezó a exportar desde Italia hacia España, Alemania, Inglaterra y Francia. La bodega más antigua del mundo todavía en funcionamiento, el Castillo de Goulaine en Francia, todavía sigue abierta para los visitantes y fue de las razones por por la cual el país y sus alrededores pronto dominaron el mercado mundial vinícola.