Artículo Los deportes de invierno más populares de Europa

Ya ha llegado el frío a Europa. A pesar de que es posible que algunos ya echen de menos los cálidos rayos del sol, ¡lo único en lo que podemos pensar es en lo poco que queda para practicar deportes de invierno! ¿Cuáles son? Vamos a ver tres de ellos que hemos escogido. ¿Y por qué estos tres? La respuesta es sencilla: se inventaron en Europa y cualquier persona puede practicarlos, sin importar el nivel de experiencia. Entonces, sin más preámbulos, ¡vamos a probar el famoso luge en Suiza, a esquiar en Escandinavia y a patinar sobre hielo en Países Bajos! Lo más importante es preparar un viaje para este invierno por Europa que sea navideño, activo y lleno de recuerdos que puedas conservar de por vida. 

Probando el luge en una Suiza invernal

Suiza es conocida por ser un paraíso invernal. Allí, la nieve se acumula en grandes cantidades. Los pueblos resplandecen con luces festivas. La comida es abundante y contundente contra el frío. Muchos visitantes acuden a las pistas de esquí, pero se pierden algo extraordinario y típico de Suiza: el luge (o trineo). El luge consiste en deslizarse por una pista helada en un trineo pequeño, por lo general, tumbado boca arriba. Este deporte tan veloz es perfecto tanto para aficionados como para profesionales (¡es también un deporte olímpico!). Inventado probablemente en el siglo XIX como actividad recreativa o para transportar madera o forraje para los animales, se convirtió en una actividad de ocio popular para los turistas británicos que visitaban St. Moritz en aquella época.  

¿Y cómo puedo participar en una actividad tan divertida como el luge? Podemos darte algunos consejos. Hay más de 150 pistas de trineo que serpentean por las zonas montañosas del país. Una manera magnífica para comenzar es realizar la Ruta del Ferrocarril Rético reconocida por la UNESCO, una línea ferroviaria transalpina histórica que ofrece al viajero una vista hermosa de las montañas por las que descenderá a continuación. Algunos lugares excelentes para practicar luge incluyen Bergün, donde hay una iglesia medieval con un campanario del siglo XV, lugareños que transportan alimentos (y niños) en trineos y un telesilla de dos plazas que llega a la cima de la pista de trineos más desafiante del pueblo, Darlux-Bergün. Davos también es una opción estupenda. Es hogar del Wintersport Museum (que está lleno de trineos y esquís antiguos) y que da acceso al Light Ride, una pista de trineo nocturna interactiva en Lenzerheide, a menos de una hora en autobús al oeste de Davos. La carrera estacional, inspirada en los videojuegos, equipa tanto al recorrido como a sus trineos con sensores y efectos de sonido. Aquellos que montan los trineos avanzan con rapidez, deslizándose sobre sensores o golpeando los blancos con las manos enguantadas para ganar puntos. 

Debes tener en cuenta que: los viajeros pueden encontrar pistas de trineo por todo el país a través de SwitzerlandMobility. Las rutas están clasificadas por dificultad y se puede llegar a ellas a pie, en telesilla, teleférico, funicular y, en un lugar exclusivo, en el único «tren de trineo» del mundo, el schlittelzug rojo cereza. Las tiendas de alquiler en Bergün y demás enseñan a los principiantes los conceptos básicos, entre los que se incluyen el dirigirse a un lado de la pista al ser eliminado, seguir el ritmo a otros trineos y llevar casco. 

Esquí emocionante en Escandinavia 

Los orígenes del esquí son utilitarios. Durante miles de años, la gente, principalmente en los países nórdicos, lo utilizaba  para desplazarse y cazar. Los indígenas sami eran esquiadores expertos y utilizaban tablas de madera finas para atravesar los paisajes nevados y evitar las semanas más duras del invierno. El esquí tal como lo conocemos hoy en día surgió a mediados del siglo XIX, cuando se inventaron los sistemas de fijación, de modo que aquello que en su día fue una herramienta práctica se convirtió en un deporte de ocio, que ofrecía tanto adrenalina durante el descenso como la posibilidad de meditación en los recorridos a campo traviesa. 

Hoy en día, Noruega es el lugar ideal para probar toda clase de esquí. Cuenta con montañas empinadas que son perfectas para los amantes de las ráfagas de viento helado y los paisajes serenos y ondulados que lo convierten en una aventura de campo a través maravillosa. Pero ¿adónde puedo ir? Proponemos dos opciones: Hemsedal y Lofoten. Hemsedal se encuentra a solo tres horas al norte de la capital. Dispone de más de cincuenta pistas de esquí perfectamente acondicionadas, pero también de pistas de fondo, veinte kilómetros de pista exterior y dos parques de nieve. Aquí encontraremos algo para cualquier persona, independientemente de su habilidad. La montaña se eleva entre 620 y 1450 metros sobre el nivel del mar, lo que garantiza unas vistas extraordinarias.  

Si bien Hemsedal puede ser el destino de esquí más popular de Noruega, Lofoten es conocida por su calidad. Aun así y sorprendentemente, no hay ni cuestas ni subidas. ¿Por qué? Pues porque aquí se practica esquí de fondo. Lofoten forma parte del archipiélago de Noruega. El paisaje es hermoso, con nieve por todas partes y vistas de montañas hermosas en todas direcciones. Es la opción ideal para una experiencia de esquí meditativa, donde puedes explorar terrenos maravillosos en pleno invierno. 

Te damos un consejo importante: contratar un guía es imprescindible en Lofoten. Este experto local puede ayudarte a obtener las mejores vistas y evitar zonas de riesgo. 

Patinaje sobre hielo en Países Bajos

¿Sabías que el patinaje sobre hielo se remonta al año 1200, cuando los holandeses patinaban por canales helados que conectaban los pueblos? En la actualidad, los canales de los Países Bajos se congelan lo suficiente como para que tal aventura sea posible en pocas ocasiones. En caso de que esto no suceda durante tu visita, existen otros muchos planes alternativos estupendos. 

El patinaje sobre hielo en Países Bajos resulta divertido para todos, jóvenes y mayores, con experiencia o principiantes. Algunos de los lugares para esta actividad invernal incluyen el Schaatsbaanin Rotterdam, que tiene luces que simulan el arcoíris en el techo, además de 400 metros de hielo dispuestos en un túnel. Si el tiempo lo permite, las paredes del túnel se pueden abrir, para que se pueda sentir el viento en la cara, así como disfrutar de las vistas preciosas de esta ciudad creativa. 

Otro de ellos es el IJsbaan de Haarlem. No muy lejos de Ámsterdam, esta ciudad tremendamente bella y relevante en la historia merece toda tu atención. Esto es lo que te proponemos: pasar la mañana sobre el hielo con tu compañía favorita. A medida que la mañana se convierte en tarde y os duelan las piernas, retiraos a un restaurante tranquilo en el centro histórico de Haarlem para comer platos tradicionales holandeses de invierno, como la sustanciosa sopa de guisantes (erwtensoep), las crujientes bitterballen y el famoso stamppot, una mezcla de patatas con col rizada y una salchicha ahumada encima.